*No sobra decir aquí que el estilo de Connolly tuvo un sesgo diferente en El ángel negro, novela en la que la historia tiende hacia sucesos sobrenaturales; esta novela casi se puede leer como una suerte de novela policíaca satánica.
Rodolfo Mendoza
John Connolly nos ha enseñado a leer con nuevos ojos la novela negra. Desde hace muchos años se había caído ya en la sempiterna trama del crimen abigarrado que entre más sucia y oscura la historia mejor. Sólo James Ellroy había regalado historias duras, sin concesiones, en la que los detectives eran hombre igualmente duros y no los héroes simplones de otrora época.
Connolly (un irlandés nacido en 1968 y que se desempeñó como periodista del Irish Times) llegó a refrescar (o a viciar, según se lea) el ambiente de la novela negra. Sus historias, Todo lo que muere, El poder de las tinieblas, Perfil asesino, El camino blanco y El ángel negro, son novelas en las que su protagonista, el detective Charlie Parker, es un hombre lleno de obsesiones y rencores. Parker, que ya se ha vuelto un icono del antihéroe, vive obsesionado, novela a novela, por encontrar al asesino de su esposa y su hija, aunque la trama central de todas sea siempre nueva y diferente. Cada vez parece que encuentra algún indicio, una pista que lo lleva al (o a los) asesino(s); pero siempre una obscura circunstancia no le permite llegar a descubrir quién le cambió la vida.
No sobra decir aquí que el estilo de Connolly tuvo un sesgo diferente en El ángel negro, novela en la que la historia tiende hacia sucesos sobrenaturales; esta novela casi se puede leer como una suerte de novela policíaca satánica.
Con Los atormentados regresamos a la novela negra en estado puro, aunque no podemos hablar de pureza en la obra de Connolly, lo que hay aquí, siempre y en todas las novelas protagonizadas por Charlie Parker, es podredumbre, seres corrompidos por el deseo violento, el mal en fermentación a punto de explotar.
La trama de Los atormentados es igualmente infectada por el mal: una mujer, Rebeca Clay, es asediada por un hombre que busca a su padre, el psiquiatra infantil Daniel Clay. Este último huyó desde cinco años atrás al descubrirse todos los abusos que cometía con sus pequeños pacientes. Ya declarado muerto el padre, Rebeca cree que todo ha pasado hasta que aquel misterioso hombre que sigue buscando a Daniel la atemoriza. Parker es contratado por Rebeca para protegerla e iniciar una investigación. Las fuerzas del pasado regresan y empiezan a tomar venganza, aunque agazapadas en la sombra y sin dar la cara, cual almas atormentadas que viven sin descanso ni consuelo.